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Kim Allan es una mujer 47 años, madre de 4 hijos, que el pasado mes de diciembre batió el récord de máxima distancia corriendo sin dormir, nada menos que 311 millas (500 kilómetros) tras completar 332 vueltas a un circuito en Auckland. Consiguió el récord unas cuantas millas antes pero su equipo de asistencia no quiso avisarle hasta que cubriese la distancia equivalente a 12 maratones.
Durante la prueba, cuando llevaba poco más de 40 millas (unas 7 horas de carrera), Allan aseguró a un periodista que trataba de entrevistarla que correr largas distancias no era su pasión, menos mal! Tuvo que soportar largos dolores de estómago e incluso tuvieron que cortar la parte superior de sus zapatillas para aliviar las ampollas. Tras 86 horas, 11 minutos y 9 segundos, completó los 500 kilómetros y paro de correr, exhausta.
La señora Allan, es una madre soltera que comenzó a correr hace 4 años y ya intentó superar este récord el pasado año, pero no lo consiguió debido a las alucinaciones que sufrió y a la pérdida de todas las uñas de los pies. Hizo 234 millas en 85 horas, pero no fue suficiente para quitarle el récord a Pam Reed, quien en 2005 hizo 302 millas en algo más de 80 horas.
Durante los 500 kilómetros, que comenzaron el jueves 19 de diciembre, hasta el domingo 22, estuvo acompañada por su equipo de asistencia y más gente apoyándola, ya que la prueba iba destinada a la recaudación de fondos para la asociación New Zealand Spinal Trust, que ayuda a personas con lesiones de médula espinal.