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Los retos son importantes en esta vida, y hablo en general, no sólo de retos deportivos. Saber que avanzas hacia algo es importante, tener objetivos entre ceja y ceja, una serie de pasos intermedios hacia algo más grande, o no, pero que al menos nos mantienen alerta, preparados y con ganas de mejorar.
Hace un año, más o menos por estas mismas fechas, se me metió en la cabeza la Maratón. No una carrera concreta, sino la distancia Maratón. Esa distancia que todo corredor conoce y sueña por completar algún día. Hasta hace no mucho, yo consideraba que los 42.195 metros a mi todavía me quedaban grandes, no los concebía al menos a corto plazo, simplemente tenía la idea de que algún día llegaría a cruzar una meta miles de pasos después.
Vivimos en una época en la que correr está de moda, eso es así, y la popularización del running ha animado al mismo tiempo a que muchos se levanten del sofá. Considero que esto además se ha visto magnificado por las maravillosas redes sociales. Correr, compartir experiencias, conocer historias y gente; creo que no puede haber nada mejor (bueno sí, desvirtualizar a esa gente).
Cada día durante los últimos años había leído decenas, cientos de crónicas de carreras de otros deportistas, había seguido la evolución de tantos otros, había compartido emociones tras ver que lo conseguían… Es más, así fue cómo me animé a iniciar este blog.
Como decía, la idea de la Maratón se me metió la cabeza y lo decidí: correría la Maratón de Murcia 2015, en octubre y además cerca de casa, en una ciudad que conozco tras vivir allí un par de años. Lo conseguí, crucé la Meta de la Maratón el 18 de octubre, tras lidiar con decenas de entrenamientos durante el caluroso verano.
Desde el día 1 que comencé a entrenar para ella me dije, “quiero disfrutar, me da igual el tiempo o los ritmos“. Mentira. Los entrenamientos fueron duros, pero fueron bien, yo me veía con ganas y seguramente jamás había estado tan bien a nivel deportivo. Reventé como un campeón en el kilómetro 32 y si no llega a ser por mi amigo Sergio, creo que no hubiese llegado a Meta ese día.
No lo recuerdo bien, pero imagino que en el momento de cruzar el arco pensé que jamás volvería a correr una Maratón. Esa “tontería” desapareció pocas horas después.
¿Por qué quiero volver a vivir la experiencia de correr una Maratón? La verdad es que es una mezcla de sentimientos. Sólo he vivido una Maratón, pero le he dado muchas vueltas a todo lo que ocurrió aquel día y he llegado a la conclusión de que me gusta la distancia. Una distancia que obliga a gestionar tus fuerzas, no dependes de nadie y puedes escoger, literalmente, entre infinitas estrategias de carrera. Es una carrera larga, es mucho tiempo corriendo y da tiempo a pensar de todo.
“Si esperas al resultado sólo seras feliz un día”
Yo crucé aquella meta, y me sentí feliz por mis 3 horas y 59 minutos. Feliz porque además allí tuve animándome a gente que me quería y quiere, feliz porque corría en un entorno que conocía y ante todo feliz porque los meses previos de entrenamiento habían sido pesados, pero los había disfrutado, la carrera en sí era sólo poner la guinda y cruzar los dedos para que ese día nada se torciera.
Como dijo el bueno de Iván Raña: “Si esperas al resultado sólo seras feliz un día.” Importa el camino, quienes te acompañan en él y lo que vives con ellos. Yo quiero volver a vivir eso, quiero seguir viviéndolo una y otra vez mientras pueda.